Con el testimonio de Itandehui, se inaugura "Memoria de mujeres que luchan", una sección que obviamos hasta el día de hoy, pero que espero podamos enriquecer con las experiencias de todas aquellas compañeras que participaron en este proceso, y que hasta el día de hoy siguen trabajando por el derecho a la educación, y todo aquello que aporte a la transformación de las sociedades...
Itandehui Monroy
Yo escribí esto: El 5 de febrero
alcance a hacer el amor en un salón de Pogrado de la Facultad de
Filosofía y Letras, fue una especie de despedida fetichista, amorosa
y simbólica del espacio. Luego nos fuimos a la sesión del CGH en el
auditorio Che Guevara, misma que sucedía entre el rumor y la certeza
de que se preparaba más represión. La provocación y la entrada de
la PFP en prepa 3, tres días antes, los presos, la cerrazón de las
autoridades, el linchamiento mediático, el cansancio y desgaste del
movimiento, el cierre de filas con Juan Ramón de la Fuente como
rector y su propuesta de "plebiscito" que no era ninguna
solución sino un caballo de Troya para justificar la represión
final.
Todos estos elementos hacían un
panorama que indicaba el fin, no sabíamos si el rumor era certero
pues vivimos mucho rumores del tipo y en una especie de estoicismo,
necedad, romanticismo y ética decidimos quedarnos "hasta el
final". Recuerdo que estaba nerviosa y en algunos momentos quise
irme de C.U al pasar la tres de la mañana supuse que ya no pasaría
nada, me relaje y me dormí en una banca, a la mitad del auditorio
mientras la asamblea seguía. Me despertó el grito de "ahí
viene la policía!", un alarido de alarma, terror y resignación.
15 segundos después entraron los del Grupo De Acción Inmediata,
grupo de elite, todos vestidos de negro, casco tipo militar,
cubiertos del rostro. Recuerdo que algunos venían armados y otros
con macanas que sacaban un láser tipo Guerra de las galaxias. Se
apodero el terror de mí, en dos segundos corrí al lado izquierdo
del auditorio, me detuve al recordar que mis huaraches consentidos
compañeros de mil caminos estaban tras de mi abajo de la butaca.
Volví dos pasos y me tope con un
puerco...retome camino en dirección contraria y sin nada de valentía
me trepe como pude entre mis compañeros esperando estar lo más
lejos posible de los tiras que para ese entonces eran la mitad del
auditorio y nos tenían rodeados. Recuerdo bien como me abrazaba de
la cabeza de alguien y quería seguir trepando pero no había modo.
El terror,la incertidumbre de imaginar que quizás nos torturarían,
nos violarían, nos desaparecerían, nos matarían. Los compañeros
asustados, el llanto, la desesperación, el silencio. El maldito
silencio se sembró en el auditorio que tantas veces nos vio
discutir. Fueron tres o cuatro compañeros quienes valientes lo
rompieron, uno de ellos el "oso". Exigieron saber si tenían
orden de aprensión y esas cosas que obvio estaban de más pero en
ese momento fueron calma y dignidad.
Nunca olvidare que cuando nos sacaron
del auditorio, en fila india, tomados fuertemente de las
manos,rodeados de PFP y hombres de traje gris y alma negra ví un
monstruo, un verdadero monstruo construido por los aparatos de
represión de este país. Era un "ex-ser humano" gigante,
drogadisimo, con evidente entrenamiento de deshumanización,
torturado y rebosante en furia y odio hacia nosotros. Lo tenían
sujetado entre varios policías y el rabioso se nos aventaba.
Luego ví la luz, los camiones de la
línea estrella blanca esperándonos,los medios de comunicación en
festín, gozando el fruto de su arduo trabajo. Nos treparon, nos
amontonaron en 14 camiones y al salir de cu pudimos ver a algunos de
nuestros padres,madres, compañeros y familiares exigiendo saber de
nosotros. Nos llevaron a un galerón gigante lleno de policías
acostumbrados a combatir con narcos, sorprendidos de ver entrar a
unos estudiantes jovencitos y flacos como el trofeo. Terrorismo,
Sabotaje, Asociación Delictuosa, Motín y Despojo.
Tremendos delitos que nos culparon, tan
grandes como el tamaño de odio que nos tenían, éramos unos
malportados que no nos llegaron al precio, que ni accionando todas
sus sabidas estrategias habían podido someter. Defender un derecho
social en este país es un gravísimo delito, hacerlo con convicción,
organización y rebeldía es un agravante. Y la historia continúa,
apenas voy en las 10 de la mañana, pero ahí la dejo. Solo quería
decir en pocas palabras (¡ja) que no olvido ese 6 de febrero y
tampoco lo perdono. Y eso no es un lugar común ni una consigna, es
una forma de vida. La historia ha puesto a cada quién en su lugar y
como dicen por ahí: lo volvería a hacer.
FUENTE: Memoria UNAM. Generación 99-2000 URL: https://goo.gl/9j8mXc. ACTIVA, al 1 de febrero de 2018.